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Foto del escritorCof. Virgen de la Soledad

CONTRA LAS TENTACIONES

Cuando Jesús fue tentado en el desierto, recurrió a tres pasajes de las Escrituras para defenderse, y que, al igual que a Él, nos pueden ayudar en nuestro propio camino de Cuaresma.

No debemos olvidar que Jesús fue tentado como nosotros.

En cada uno de los tres Evangelios, después de su bautismo, indican que Jesús pasó cuarenta días en el desierto, ayunando y orando.

En Lucas y en Mateo, el demonio presenta tres tentaciones a Jesús. El demonio tienta a Jesús a usar su poder para calmar su hambre, le ofrece a Jesús todos los reinos del mundo a cambio de que Jesús lo adore, y él lo tienta para poner a prueba la promesa de la protección de Dios.

En cada una de las tentaciones, Jesús se resiste citando palabras de la Escritura para reprender y vencer a las tentaciones del demonio.

Cada tentación que Jesús enfrenta nos da una clara enseñanza para fortalecer nuestro espíritu mientras caminamos cuarenta días por el desierto de la Cuaresma. Jesús vence las tentaciones con el respaldo del ayuno y la oración a la que estuvo sometido.

Debemos de confiar en que Dios proveerá nuestras necesidades físicas o espirituales en todo momento y en que Dios, es un Dios que no falla y siempre es fiel a sus promesas.

El rechazo de Jesús a las tentaciones del demonio demuestra que no se debe poner a prueba a Dios.

Debemos aprender que cualquier cosa que nos lleve a desconfiar de la protección de Dios es una tentación del demonio.

Las respuestas de Jesús a las tentaciones del demonio nos enseñan cómo podemos afrontar cada reto o desafío en nuestra vida.

En este comienzo de nuestro viaje a través de la Cuaresma, debemos tener la misma confianza que Jesús tuvo frente a la tentación:

  • La palabra de Dios es suficiente

  • ¡Solo Dios basta! 

  • Confiar en las promesas de Dios


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